viernes, 12 de agosto de 2011

DISCIPULO

Dicen por ahí que cuando uno realmente esta pleno es cuando recoge el fruto de sus esfuerzo de manera que su discípulo alcanza un nivel igual o parecido al de uno. Gastronómicamente hablando hace ya unos dieciséis años fui instructor de un programa de educación del sistema dual en el ya fenecido INAFORT, en ese programa prepare a una docena de muchachos y muchachas por dos años para que se convirtieran en cocineros, mediante el uso de un programa que les obligaba a practicar cinco días a la semana en una cocina de algún miembro de la asociación de restaurantes y un día a la semana tenían una clase en los locales de la asociación , en donde se les impartían las técnicas y recetas más importantes de la cocina internacional. Por una parte durante su semana aprendían a trabajar en lo que para algunos fue su trabajo y un día a la semana se les enseñaba el oficio.
Hoy muchos años después hay dos personas que han logrado ubicarse como chefs, del resto se poco pero se que hay alguno trabajando en restaurantes, Una, Nelsa, trabaja como chef en un restaurante italiano de la localidad y otro, Mauro, es el chef ejecutivo del Club Unión.
Ambos llegaron al programa con el conocimiento básico de la cocina que todos aprendemos para subsistir, hoy ambos alcanzan niveles de excelencia superiores a la media de cocineros del país. Mauro, con el que tengo mas relación, practico en mi restaurante y quedo como cocinero por dos años mas, hasta que sus ambiciones personales y mi falta de presupuesto hicieron que saliera a trabajar por ahí. Lo recupere dos años mas tarde y lo hice subchef en el casino Royal, en donde junto a André aguanto hasta que encontró otros retos profesionales de mayor envergadura.
Hoy se ha convertido en todo un señor chef, respetado por toda la comunidad de chefs de la Republica por su saber hacer y como dice la gente su sazón panameño internacional que tantos éxitos le esta dando. Hace unos días acudí a un matrimonio al club y pude degustar junto con los otros mil invitados sus delicias gastronómicas a otro nivel, que sorprendieron y agradaron a todo el mundo por sus comentarios la gente estaba maravillada y yo hinchado de pecho al poder decir que era discípulo mío. Desde ese día no hago mas que sentirme orgullosos porque el fruto de mis enseñanzas, gritos, malos humores, rabietas, insultos y malas crianzas ha tenido éxito y demostrado. No se si seré un buen maestro, pero a las pruebas me remito, en menos de 25 años he logrado de alguna manera dejar huella en la gastronomía panameña tanto por mi trabajo como por mis discípulos. Que verdadera alegría siente uno cuando lo puede disfrutar. Felicidades a todos mis discípulos por vuestros éxitos conseguidos.
Buen provecho.

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