lunes, 25 de abril de 2011

Ser chef

La verdad es que ser chef es bonito, somos unos artistas pero nuestro arte es bastante efímero porque a las dos horas de haber disfrutado de alguna de nuestras creaciones la gente suele olvidar pero algunos mantienen la chispa en su memoria y regresan a probar de nuevo otras o la misma creación. El haberla hecho casi igual o mejor en la siguiente ocasión es lo que convierte al chef en exitoso o en fracaso, hay quien no da segundas oportunidades aunque en muchos casos la comida no sea la culpable. El servicio, el ambiente en estos momentos priman sobre la calidad de la comida incluso el precio atrae o aleja a los comensales.
En tiempos de crisis ,por ejemplo, los restaurantes se ven obligados a tener menús económicos para satisfacer a toda clase de bolsillos, los negocios tienen que seguir abiertos. En España en estos momentos se esta teniendo esa tendencia y para ponerle más originalidad a los menús se suelen bajar las porciones y se buscan productos mas económicos pero de la misma o mas alta calidad. Se están recuperando ingredientes que entraron en desusó con la nouvelle cousine y no es raro encontrar de nuevo potajes pero en versiones mas sofisticadas así como pies de cerdo y combinaciones con vegetales y pescados de los considerados baratos. Es la nueva cocina , el regreso a la importancia del producto por encima de otras consideraciones, la presentación se mantiene muy estética y en forma de obras de arte pero el producto regresa con potencia, se buscan denominaciones de origen, lugares de origen concretos hasta incluso productores concretos para asegurarse la calidad del producto, pero lo mas importante es la aplicación de las técnicas de cocción y preparación básicas llevadas a los extremos. Se regresa las cocciones de largo tiempo a baja temperatura, como antaño en las cocinas de carbón, se incursiona en los congelados rápidos con nitrógeno para mantener el sabor y poder cambiar la textura y la forma, pero lo que prima es la calidad de la materia prima.
Ha nacido una nueva cultura de comida pequeñas, porciones a manera de tapas, recetas modernísimas, técnicas actuales aplicadas a productos de primera calidad para hacer de cada tapa una experiencia gastronómica equivalente a la de los platos de antaño. El comensal obtiene un precio más asequible, una mayor variedad porque puede degustar más platillos y se crea un mejor ambiente puesto que usualmente se comparten con los acompañantes los platos para que todavía haya mayor posibilidad de probar mas exquisiteces. En fin se nos acerca el nuevo mundo donde, como dice Adria, el único futuro está en las tapas o en los miniplatos como gusten llamarlos. Los restaurantes deberemos cambiar nuestra mentalidad porque se avecinan tiempos nuevos donde lo más importante sea de nuevo la cocina y la capacidad de adecuarse a las nuevas tendencias.
Larga vida a los chef y prepárense que el futuro es mañana.
Buen provecho.

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