Hacía mucho tiempo que no acudía a un mercado semanal de los que son callejeros y que venden de todo y me llevaron al mercado de los sábados en la Seu d´Urgell. Que preciosidad el poder comprar toda clase de aceitunas por peso, así como bacalao desalado ya listo para comer o saldo para guardar y que decir de los diferentes embutidos de la región además de los tradicionales catalanes y hasta los ibéricos ,todos artesanos y a buen precio. Pero lo mas divertido eran las paradas de frutas y verduras por lo exuberante en cantidad. Época de col rizada helada y de fresones de Huelva, además de alcachofas y verduras de invierno, así que compramos un poco de panceta (carn salada), una col rizada y unas patatas para prepararnos para la noche un trinxat típico de la Cerdanya pero antes había que almorzar así que nos llevaron a un restaurante de los caseros de Andorra donde nos deleitamos con una “escudella barrejada”, que nos es mas que una sopa de cocido pero con todo adentro, sin separarlo, y unas “mandonguillas amb sepia” (albondigas con sepia) total que harto hasta donde no mas no me quedo mas remedio que hacer una siestecita y ponerme toda la tarde a colaborar en la elaboración del trinxat. Cena a base del típico Trinxat y la perfecta sobrasada de matanza además de quesos franceses y el delicioso “pa amb tomaquet”(pan con tomate). Después, y además de una botellita de Luis Cañas crianza, una copita de cognac y a dormir. Pesadillas a parte debo reconocer que la experiencia culinaria esta siendo enriquecedora por la variedad de cosas que estoy probando y lo mas casero posible huyendo de los sitios de renombre y descubriendo maravillas escondidas o no tanto pero al menos lejos de los circuitos turísticos.
El domingo es día de “costellada”(costillada),así que al puro estilo panameño preparamos el barbacoa y dispusimos unos chorizos, una deliciosa morcilla de Burgos, unas butifarras, y para culminar unas deliciosas costillitas de cordero lechal acompañado con una ensalada para desengrasar, un magnum de Luis Cañas crianza y a volar es decir a dormir la siesta otra vez.
Para cenar preparamos un arroz meloso de sobras y a dormir en los brazos de Morfeo. Dejamos Andorra esta vez y pusimos rumbo a la Rioja , al espectacular hotel Marques de Riscal. Cinco estrellas gran lujo, además de ser una maravilla arquitectónica por su diseño y concepción además de su ubicación , que decir del afamado arquitecto que es el mismo que esta culminando el ya famoso museo de la biodiversidad ubicado en nuestra ciudad. Total y después de dos intensos días de entero placer y disfrute de todos los sentidos , donde se me hace difícil destacar nada por encima de todo lo que probé en vinos y comidas ; quedaba el viaje de regreso que era sin prisas . Así que nos fuimos a Cenicero al mercado semanal y compramos los ingredientes para la cena de cumpleaños de mi padre y al terminar nos dirigimos a La Guardia pueblo bonito donde los hay con un volumen importante de restaurantes y tabernas tanto dentro como fuera de las murallas. Es el sueño de un gastrónomo estar en este pueblo, alrededor del pueblo todo son bodegas que aceptan visitas , dentro de las murallas todo son bares, tiendas de vino, vinotecas, restaurantes, delicatesen estilo español, panaderías, pastelerías y mas restaurante además de las sedes sociales de unas cuantas bodegas que ofrecen cata verticales y de los diferentes productos por un módico precio. Almorzamos en un restaurante fuera de las murallas que ya en un viaje anterior habíamos visitado cortesía de Marques de Arienzo, una deliciosa sopa de pescado ,unas alcachofas perfectas y una carne asada con piquillos de guarnición que rozaba la perfección todo ello regado por unas copitas de vino de la casa que estaba buenísimo.
Ya abrocharse el pantalón es un sufrimiento , van 18 libras y todavía nos quedan siete días de viaje.
Insisto en la maravilla de paraíso en el que estoy metido, comer lo que me gusta todo el día , que felicidad.
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